1. El síndrome del oso panda (1)


    Data: 22/05/2020, Categorie: Sesso di Gruppo Autore: Vero_y_Dany, Fonte: xHamster

    Nota de los autoresMás que un relato, es todo un libro que trata sobre el intercambio de parejas, que iremos publicando poco a poco.Por ello, hay en su interior una numeración de capítulos que no tiene que ver con la otra numeración que, por razones de orden, tendrán las partes publicadas.Esperamos que lo disfrutéis.Vero y Dany - primavera/verano de 2017. El oso panda, como todo el mundo sabe, es un a****l en peligro de extinción. Se ha observado que en cautividad, machos y hembras parecen perder todo interés por aparearse. Pero, ¿es por el hecho de estar encerrados, o porque únicamente existe una pareja con la que copular? ¿Nos sucede igual a los humanos, obligados socialmente a practicar el sexo exclusivamente con una persona, siempre la misma?Libro ILa iniciación1Conversaciones de alcoba (Dany)—¿Qué harías si yo te fuera infiel alguna vez? —preguntó Vero con voz velada, apretándose aún más contra mi cuerpo.—A él le cortaría el pito, y a ti…Vero cerró mis labios con su dedo índice.—Te lo estoy preguntando en serio.Me incorporé ligeramente, y la miré directamente a los ojos. Por un instante había sospechado… Pero no, nada en su actitud denotaba más que uno de esos caprichos verbales a los que ya estaba acostumbrado, después de cinco años de convivencia. Se tumbó de nuevo boca arriba.—Me sentiría muy mal. —Me detuve unos segundos, meditando mis siguientes palabras—. Pero te amo demasiado, y salvo que me dijeras que habías dejado de quererme, creo que pesaría más en mí el ...
    ... amor que siento, que el conocimiento de tu aventura.—¿Estás seguro de eso? —me preguntó con los ojos empañados.—Bastante seguro, —afirmé, aunque interiormente no lo estaba.«¿A cuento de qué venía aquello?» —pensé con extrañeza.Las lágrimas se deslizaron incontenibles por el rostro de Vero. Con voz temblorosa, comenzó a hablar.2Carnaval en Venecia (Vero)Tenía los muslos separados en un ángulo que creía imposible, con las rodillas flexionadas, y manteniendo pantorrillas y pies en el aire sin apoyo alguno. La postura me estaba produciendo calambres en las ingles, pero eso no me importaba; en realidad, casi ni lo sentía.Porque en primer plano, y difuminando todas las demás, había otras sensaciones: la del pene largo y grueso que entraba y salía de mi lubricada vagina, y la de mi clítoris acariciado por un dedo experto.Habitualmente, mis orgasmos me impelen a gemir, e incluso en alguna ocasión a exhalar pequeños grititos cuando mi placer llega a la meseta; esta vez eso no me bastaba, y me sorprendí a mí misma gritando frases como “¡cabrón, más fuerte, más rápido!”, algo totalmente desacostumbrado como decía, pero que extrañamente, y aunque era consciente de lo inadecuado de mi comportamiento, no me producía vergüenza alguna; antes al contrario, expresarme así en voz alta incrementaba aún más mi placer.Los orgasmos se sucedían con únicamente unos segundos de intervalo entre uno y otro, cada vez más intensos; o puede que se tratara de uno único, no sabría decirlo. Me aferré a las ...
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