1. El síndrome del oso panda (1)


    Data: 22/05/2020, Categorie: Sesso di Gruppo Autore: Vero_y_Dany, Fonte: xHamster

    ... que venía a significar que yo le decía que no me fuera infiel, mientras que con su respuesta él me hacía ver que dejaría sexualmente satisfechas a todas las mujeres con las que tuviera relaciones, que serían muchas.Pero se trataba de una broma.«¿O no?» —pensé.Sacudí la cabeza. En el estado en que me encontraba aquellos días, mis pensamientos derivaban siempre hacia lo mismo…El martes por la tarde había quedado con Paula en una cafetería. Se trataba de lo que ella llamaba irónicamente “aquelarre”, una conversación entre amigas, a la que seguiría probablemente un recorrido por un par de boutiques.Llevábamos charlando como una hora, cuando la plática derivó hacia el sexo. Normalmente suelo ser bastante discreta en todo lo relativo a mi intimidad, pero esa tarde… De nuevo lo atribuí después a mi especial sensibilidad, pero el caso es que le conté de pe a pa mis fantasías, sin omitir el estado de excitación en que me encontraba desde hacía días. Paula me miró socarronamente sobre el borde de su taza de café, que dejó sobre la mesita antes de hablar.—Ailuropoda melanoleuca, —dijo, y se echó a reír.—¿Cómo? —pregunté extrañada, pensando que hablaba de algún tipo de enfermedad.—Es el nombre científico del oso panda gigante —explicó—. Porque para mí está muy claro que padeces el síndrome del oso panda. Verás —continuó inclinándose hacia mí en actitud de confidencia— una de las razones por las que el oso panda está en peligro de extinción, reside en que en cautividad parecen perder ...
    ... todo interés por el sexo.—Pero a mí me sucede lo contrario —protesté.—Lo he explicado mal, quizá —replicó—. No se trata tanto de inapetencia en general, sino de falta de deseo en concreto hacia el oso con el que convives. Lo que no quita que te apetecería quizá aparearte con otro macho distinto.Me quedé con la boca abierta, sin saber qué responder.—Imagino que nunca le has sido infiel a Dany —afirmó más que preguntar.—De ninguna manera, —respondí muy digna.—No me mires así —reprochó sonriente—. Al fin y al cabo, casi todas le hemos sido infieles a nuestra pareja en alguna ocasión… o en varias, ¡jajaja!—¿Tú… también? —pregunté estupefacta.—Pues sí, cariño. Y sé que mi marido me ha correspondido alguna que otra vez. Y (no te enfades) ¿tú crees de veras que Dany observará la más absoluta castidad esta semana en Nueva York?—Yo… es… —tartamudeé.—Verás cielo. Estamos en el siglo XXI, no en el XV, y en Europa, no en un país machista. Todo eso del honor mancillado, los celos, la propiedad sobre el otro miembro de la pareja… Bien, no digo que desafortunadamente haya desaparecido del todo, pero sí es cierto que cada vez más personas miran el asunto desde un punto de vista más pragmático. Al fin y a la postre si tú, hipotéticamente claro, te follas a un varón distinto de tu marido: ¿qué le quitas a él? Y al contrario, ¿por qué habrías de sentirte ultrajada si Dany se coloca entre las piernas de una neoyorquina?—Pero, ¿qué clase de matrimonio sería ese, en el que los dos andan acostándose ...
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