1. El síndrome del oso panda (1)


    Data: 22/05/2020, Categorie: Sesso di Gruppo Autore: Vero_y_Dany, Fonte: xHamster

    ... prietas nalgas del hombre y tiré de él en mi dirección, en un imposible intento de que me penetrara aún más profundamente.Dos manos oscuras me aferraron por las mejillas, obligándome a volver la cabeza. A unos centímetros de mi rostro, pude ver otro pene, este de color intensamente negro, de unas dimensiones como nunca había visto otro. Las manos hicieron que mi cabeza se elevara de la cama, y me acercaron lenta pero inexorablemente a aquel inmenso falo que nacía de la parte superior de unos abultados testículos sin sombra de vello. Entreabrí los labios, y el glande se introdujo en mi boca, manteniéndose unos pocos instantes inmóvil, para después avanzar hasta la entrada de la garganta. Reprimí las náuseas, y mi lengua comenzó a acariciarle.Me sentía como dividida en dos personas, una de las cuales seguía encadenando orgasmos, mientras que la segunda intentaba dar el máximo placer al hombre de piel oscura que había invadido mi cavidad bucal.Entreabrí los ojos. Más allá de la cama, otros dos hombres completamente desnudos se masturbaban; de alguna forma sabía que estaban aguardando su turno para utilizar mi cuerpo para su placer.Las contracciones llegaron al máximo. Envaré el cuerpo, y el chillido intenso que quise proferir se convirtió en un gorgoteo ahogado por la mole de carne oscura que ocupaba mi boca…Me desperté, incorporándome con el corazón golpeando en el interior de mi pecho, y la sangre latiendo en mis sienes de forma casi dolorosa. Mi camisón corto estaba recogido ...
    ... en la cintura, y se pegaba a mi piel sudorosa. Sentía los pezones envarados, enhiestos al máximo de su tamaño, y mi mano derecha empapada en mi flujo aún se movía arriba y abajo sobre mi sexo sensibilizado por mi inconsciente masturbación. Me quité el camisón, y le arrojé al suelo.El orgasmo, como todo lo demás, había sido producto de mis ensoñaciones, aunque sentía la imperiosa necesidad de dar salida a mi excitación con otro, este absolutamente real.Giré ligeramente la cabeza. A mi lado Dany, mi marido, dormía profundamente, dándome la espalda. Me dirigí al cuarto de baño, y dando cara al espejo que había sobre el lavabo, llevé de nuevo la mano a mi vulva empapada, y la deslicé arriba y abajo por ella. Casi sin proponérmelo, mi dedo índice se introdujo en mi vagina, y comenzó a moverse dentro y fuera de ella.Y, ahora sí, hube de apretar los labios para evitar exhalar los gritos que pugnaban por salir de mi boca, provocados por un orgasmo arrollador, este absolutamente real.Al día siguiente, domingo, acompañé a Dany al aeropuerto. La multinacional para la que trabajaba le había inscrito a un curso que se impartía en la sede central de Nueva York. Nos despedimos con un beso ante el arco detector de metales.—¡Pórtate bien! —le dije con una sonrisa pretendidamente maliciosa.—No te preocupes, que dejaré el pabellón español muy alto —respondió—. Aún me lanzó un beso con la mano antes de desaparecer camino del control de pasaportes.Se trataba de una broma ya antigua entre los dos, ...
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